jueves, 6 de marzo de 2014

Es como un grito alojado en el pecho. Se queda ahí, apretando las costillas, oprimiendo el corazón, pero no logra encontrar el camino hacia los labios. Y te quema, te ahoga y te desgarra. Porque él quiere salir, abandonar tu cuerpo...pero hay algo que no le deja.

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